Todos hemos oído alguna vez la
tan manida frase:“Yo veo los documentales de La 2”. Pues bien, yo también los
veo, sobre todo cuando me apetece tranquilidad, sentada en el sillón relax a la
hora de echarme una cabezadita. Y no digo con esto que sean aburridos, sino
relajantes, muy relajantes a la par que didácticos.
La controversia se produce cuando
alguien dice. “Yo veo Gran Hermano” y saltan todas las alarmas. Los detractores
se erigen en abanderados de la moral aduciendo que resultan escandalosas las
imágenes y comportamientos de las personas que conviven en la casa. Manifiestan
su repulsa por el vocabulario, la apariencia, la actitud o el comportamiento de
quienes participan en el reality.
Y aquí es donde salgo yo en
defensa de mi libertad para ver y gestionar lo que veo.
Es decir, yo veo Gran Hermano, me divierte, me resulta entretenido y me evade mientras lo veo. Sin embargo, yo jamás participaría en un reality televisivo, no expondría mis miserias como tampoco lo hago en mi entorno, soy celosa de mi intimidad y algunas de las acciones que veo en el programa me suelen resultar poco favorables, poco recomendables e incluso serían intolerables en mi vida cotidiana. Puedo recriminar o estar en desacuerdo con lo que hacen o dicen los personajes, sin embargo, yo gestiono lo que veo y entiendo que, no por ser televisado, sea necesariamente un comportamiento acertado.
Es decir, yo veo Gran Hermano, me divierte, me resulta entretenido y me evade mientras lo veo. Sin embargo, yo jamás participaría en un reality televisivo, no expondría mis miserias como tampoco lo hago en mi entorno, soy celosa de mi intimidad y algunas de las acciones que veo en el programa me suelen resultar poco favorables, poco recomendables e incluso serían intolerables en mi vida cotidiana. Puedo recriminar o estar en desacuerdo con lo que hacen o dicen los personajes, sin embargo, yo gestiono lo que veo y entiendo que, no por ser televisado, sea necesariamente un comportamiento acertado.
Gestionar consiste en recibir la
información, procesarla y encauzarla para un beneficio personal. Aprender de la
información recibida y decidir si la asumimos como buena o mala, es algo que
nos corresponde a nosotros.
Judit Rivero
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